El martes 23 de noviembre, el abogado James Bromley se presentó ante el juzgado de Wilmington, Delaware, para representar a FTX en el juicio por bancarrota que se está desarrollando.
Después de explicar cómo estaba la situación de la firma, Bromley hizo énfasis en lo que ha significado la caída, calificándola como una de las peores de la historia de EE. UU.
Decir esto podría impresionar a muchos. Quiebras en EE. UU se han dado durante décadas, teniendo aún presente la gran caída de Lehman Brothers. Por lo que incluir a FTX dentro de las peores crisis de la historia puede ser algo exagerado, pero no es el caso.
Si bien FTX tenía apenas 3 años en el mercado, su crecimiento había sido acelerado. Valorada en 3.2 billones de dólares a principios de 2022, con acuerdos de publicidad millonarios y situándose entre las firmas criptos que mejor estaba aguantando el bear market, FTX estaba destinada a quedarse con un gran puesto dentro del ecosistema cripto.
Tanto era el crecimiento de FTX que su CEO, Sam Bankman-Fried, ya se estaba codeando con los políticos más importantes de EE. UU, invirtiendo en la campaña para las elecciones de medio término y saliendo en revisas como Forbes, por su innovador estilo de inversión. Pero todo este éxito se vino abajo en cuestión de días.
Un reportaje, una serie de tuits y unas cuantas horas, bastaron para generar una crisis de liquidez que evaporaron los fondos de la empresa, obligando a SBF a declarar la bancarrota de FTX y de Alameda Research, su firma de trading que era fundamental en su esquema.
Ante esto, surge la gran pregunta de cómo sucedió todo. ¿Cómo una empresa que se había posicionado en el segundo puesto de las más grandes del mundo cripto, quiebra en cuestión de horas?
La respuesta se puede resumir en tres cosas: exceso de riesgo, una junta directiva irresponsable y una serie de malas decisiones que llevaron a que todo el castillo de naipes se cayera. Hoy en BeInCrypto te contamos qué pasó
Una jugada que terminó mal
Para entender el origen de todo, hay que dirigirnos a Jane Street Group, firma de trading cuantitativo en la que Bankman-Fried dio sus primeros pasos en el mundo de la inversión.
Considerada dentro de Wall Street como una firma responsable y con amplia experiencia en el trading cuantitativo y de criptomonedas, no solo le permitió a Sam entender cómo se manejan el mercado, sino que le dio la oportunidad de hacer una lista de contactos que le servirían a futuro.
Tras unos años en Jane Street, Bankman-Fried decidió trabajar por su cuenta, cuyo objetivo se enfocaba en las criptomonedas y las oportunidades que generan.
Para llevar sus deseos a la práctica, decidió echar mano de su lista de conocidos. Así aparecen los nombres de Caroline Ellison, compañera sentimental de Bankman y directora del departamento de inversiones de Alameda, y Brett Harrison, presidente de FTX US.
Ambos cumplían las mismas características. Eran jóvenes y habían trabajado en Jane Street Group. Algo que, si bien no debería haber sido un problema, terminaría demostrando que a veces la juventud y el exceso de confianza pueden llevar a cometer uno de los fiascos más grandes de la historia.
Como reportan en Bloomberg, Bankman-Fried y sus compañeros habían llegado a Jane Street Group justo en el momento en que la firma apostaba más por el riesgo. Según personas cercanas, la firma tendría una porción de sus fondos preparados para el momento en que el mercado colapse para invertir en la caída.
Todo esto lo vivieron Bankman y sus compañeros, generándoles un gusto absurdo por el riesgo y un interés por querer llevar esto a sus nuevos proyectos. Eso sí, con algunos cambios en sus modelos.
Así lo admitió el propio Bankman-Fried en diciembre del 2021 ante el Congreso de EE. UU. En una audiencia pública, el ex CEO de FTX admitió que sus modelos para mitigar el riesgo eran distintos a los del sistema tradicional, siendo muchos más “transparentes”.
“A diferencia del ecosistema financiero tradicional donde el riesgo se acumula de la noche a la mañana, donde debe haber modelos de riesgo separados para los fines de semana y la actividad nocturna y los días festivos, donde las horas pueden pasar sin capacidad para mitigar el riesgo para el sistema, tenemos un sistema transparente”.
Pero la realidad es otra. Tal y como se ha demostrado en los últimos días, FTX no cumplía con los protocolos tradicionales de manejo de riesgo, y los que habían implementado, no cumplían los estándares mínimos de seguridad.
Según Bloomberg, el círculo intimo de Bankman-Fried era el único que recibía información importante de la empresa, algo que torpedeaba el trabajo de otros directivos y empleados, ya que muchas decisiones no se tomaban ante la falta de comunicación del ex Director Ejecutivo. Quien, además, se la pasaba más en su sede en Bahamas o dando entrevistas, que trabajando en la oficina.
De hecho, es de conocimiento público que en las reuniones importantes, Bankman-Fried jugaba League Of Legends en su computadora. A esto se le suma que las oficinas de la compañía no tenían un control de visitas, permitiendo que muchos ajenos a la firma entrasen sin problema, incumpliendo cualquier protocolo de seguridad.
Por último, hay que mencionar lo que John J. Ray III, el nuevo CEO de la firma, explicó en el juicio por bancarrota. Según Ray, FTX no contaba con una fuente de “información financiera confiable” que explicara cómo estaban las cuentas. No había registro confiable, por lo que no se sabía cómo eran usadas y manejadas las ganancias.
Mientras esto sucedía, FTX se endeudaba. Firmaban acuerdos de patrocinio, compraban derechos de nombre e invertían en empresas quebradas, justo cuando sus cuentas se vaciaban y eran mal manejadas. Así, generaron una bomba de tiempo al borde de explotar.
Red flags que nadie vio
Tras toda la crisis, muchos se siguen preguntando cómo nadie se dio cuenta de los problemas existentes. Al final del día, SBF era un joven que estaba más interesado en jugar beer pong con sus compañeros en una fiesta, en vez de hablar de planes de inversión con grandes empresarios que estaban presentes.
Así lo cuenta Edith Yeung, inversora de riesgo que estuvo presente en una de las fiestas de la compañía, en la que vio a Bankman-Fried jugando en traje y corbata.
Aún con este gran aviso de inmadurez, la confianza de los inversores no se nubló. Millones de dólares entraron a la compañía provenientes de Silicon Valley y de fondos como el Fondo de Pensiones de Ontario. Dinero que, en este punto, se ha perdido.
Esta es la historia de cómo un grupo de jóvenes tomó por asalto el mundo cripto a partir de promesas que jamás se cumplieron, y terminaron causando una de las peores crisis de la historia.
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