1. Paridad euro/dólar. Por fin llegó la paridad entre el euro y el dólar. Ocurrió el martes y, aunque se veía venir, da la impresión de que el mercado no acababa de creérselo. Ahora todo el mundo analiza lo que puede pasar en las próximas sesiones con las divisas, especialmente ante la decisión del Banco Central Europeo (BCE) de la semana que viene. Si los inversores interpretan que Christine Lagarde vuelve a quedarse corta en cuanto a las subidas de tipos y al endurecimiento de la política monetaria, el euro volverá a sufrir, sobre todo de cara al movimiento, que sí se espera fuerte (de hasta 100 puntos básicos), que acometerá la semana siguiente (27 de julio) la Reserva Federal (Fed).
Los expertos de BlackRock decían esta semana, en la presentación de sus perspectivas para el segundo semestre, que no esperan que los factores que han impulsado la paridad (a saber, el sentimiento de aversión al riesgo, los temores de recesión, o las divergencias entre la Fed y el BCE) vayan a disiparse, por lo cual anticipan que la paridad va a continuar.
Los acontecimientos de estos días dejan constancia de que las cosas siempre se pueden complicar más
«Las implicaciones de esto son, por ejemplo, que un euro más débil apoya índices europeos más orientados a la exportación, como el Dax, pero es verdad que cualquier efecto positivo de un euro más débil se verá reducido por las presiones en márgenes y el debilitamiento de la demanda«, explica Javier García-Díaz, responsable de ventas de BlackRock para Iberia.
2. El impuesto. En este caso, no se esperaba para nada. Pedro Sánchez anunció el martes un impuesto sobre los beneficios de la banca con una duración de dos años y con un objetivo recaudatorio de 1.500 millones al año. La sorpresa fue mayúscula, igual que las caídas de los bancos en bolsa tras conocer la noticia.
Las críticas se han sucedido. El sector, los expertos nacionales e internacionales… Todos ellos han censurado una medida que no entienden y que, en palabras de BBVA Research, es «contraproducente».
Firmas como DBRS Morningstar o UBS estiman que el impuesto se comerá alrededor del 10% de los beneficios del sector. Concretamente, UBS prevé, según cálculos «tentativos» a la espera de conocer más detalles sobre la medida, un impacto en los beneficios del 2% para Santander, del 5% para BBVA y del 10%-15% para los bancos nacionales (Sabadell, CaixaBank, Bankinter) en 2023-24.
3. La crisis en Italia. En circunstancias normales, la crisis política de Italia (que ha llevado a Mario Draghi a anunciar su dimisión) hubiera sido ‘el gran problema’ de los mercados, toda vez que el país trasalpino vuelve a la inestabilidad política, con todo lo que esto implica para el conjunto de Europa. Sin embargo, dado que los inversores actualmente están ahogados en un mar de problemas, parece que lo que ocurre en Italia está pasando ‘desapercibido’, por decirlo de alguna manera.
No obstante, es un contratiempo grave e inesperado, porque no estaba en los planes de nadie que una Italia en teoría estabilizada con Draghi al frente volviera a las andadas.
«El aumento de la volatilidad política en Italia es negativo desde el punto de vista crediticio si se traduce en un período prolongado de incertidumbre que impida a un Gobierno -con o sin el primer ministro Mario Draghi- gestionar la actual crisis energética y del gas, garantizar el cumplimiento de los objetivos fiscales de acuerdo con la consolidación gradual prevista y seguir aplicando las reformas a las que están condicionados los fondos del plan Próxima Generación de la UE», explica Alvise Lennkh-Yunus, director de calificaciones soberanas y del sector público de la agencia Scope Ratings. «Esto es fundamental para elevar el potencial de crecimiento del país a medio plazo y garantizar así la sostenibilidad de la deuda pública italiana«, añade.
En caso de que se celebren elecciones anticipadas, desde Scope creen que la gran fragmentación política reduce la probabilidad de que emerja una coalición con una agenda que revierta las políticas establecidas y los planes de inversión del gobierno de Draghi, lo que es algo positivo. «Además, la expectativa de contar con importantes fondos de la UE en los próximos años debería suponer un destacado incentivo para que todos los partidos sigan cumpliendo, en general, los objetivos e hitos acordados con la Comisión Europea, independientemente del Gobierno que finalmente salga en Italia de este periodo de transición», explica Lennkh-Yunus.
Esta experto concluye advirtiendo que es «probable» que la crisis política italiana complique el proceso de toma de decisiones del BCE en relación con su instrumento de lucha contra la fragmentación, «lo que aumentará la volatilidad del mercado y, por tanto, repercutirá negativamente en el coste de financiación del país».
LOS OTROS ‘IMPREVISTOS’
Fuera de nuestra categoría de ‘cisnes negros’, pero dentro de ‘lo que no se esperaba’, incluimos otros importantes acontecimientos, también negativos, de la semana.
En primer lugar, como no podía ser de otra manera, la subida inesperada del IPC de EEUU de junio hasta el 9,1% cuando se estimaba un alza hasta el 8,8%. Los que quieren ver un pico en la inflación observan cómo sus predicciones caen ‘en saco roto’ mes tras mes.
En segundo lugar, y consecuencia de esto, la previsión que ahora se baraja de que la Fed puede subir tipos un sorprendente 1% el próximo día 27. Sería una subida «brutal» que hace nada estaba fuera de todas las apuestas y que tiene, como efecto secundario, que ya se dé por hecho un alza del 0,75%.
Y, en último lugar, el dato de crecimiento de China del segundo trimestre del 0,4% cuando se esperaba un incremento del 1,5% y después del crecimiento del 4,8% previo. Esta claro que, aunque nadie habla de recesión en China, la ralentización, que muchos pronostican, es un hecho.