«Hace falta más que un corte de Rusia para amenazar el suministro de gas en invierno»

«Hace falta más que un corte de Rusia para amenazar el suministro de gas en invierno»

La firma suiza cree que la evolución de las últimas semanas es “reconfortante” y señala que los niveles de almacenamiento han vuelto “a la normalidad” y continúan expandiéndose hasta el objetivo del 80% de capacidad en noviembre. Si bien esto es cierto, otras entidades como Rabobank subrayan su preocupación por la diferencia entre los socios comunitarios, ya que la situación de Francia (86%) o España (81%) se contrapone a la de Alemania (77%) o Italia (77%), mientras que otros países como Austria (60%), Bulgaria (56%) o Países Bajos (71%) están todavía peor.

Los niveles de almacenamiento del noroeste de Europa, indican, están en línea con los rangos estacionales, “llenándose ligeramente por encima del 100% del nivel normal”. “Y lo que es más importante: a pesar de que los flujos rusos se han reducido casi a un goteo, el almacenamiento ha seguido aumentando según las tendencias estacionales durante las últimas semanas”, agregan.

Para Julius Baer, “esto es el resultado de los mecanismos brutos del mercado, no de las medidas políticas, y de la importante llegada de cargamentos de gas natural de ultramar”, en referencia a las importaciones de gas natural licuado (GNL) procedentes de EEUU y Catar, así como de la compra de gas a Noruega.

“La gran interconexión del mercado europeo y las entradas de GNL también impulsaron los niveles de almacenamiento en Alemania. Con demasiada frecuencia, la reflexión sobre las dependencias rusas se ciñe a un país concreto, y no a las fronteras del mercado europeo noroccidental. Los mercados del gas natural y de la electricidad están estrechamente interconectados, y son más bien las turbulencias y las subidas de precios en este último los que entrañan riesgos económicos”, explican los expertos de la firma suiza.

De hecho, la entidad radicada en Zúrich ve un motivo de mayor preocupación “los problemas nucleares de Francia”, que “parecen convertirse en un reto mayor que los flujos de gas ruso”. En las últimas semanas, se ha producido una “excesiva” interrupción de las centrales nucleares en el país vecino, provocada por reparaciones y trabajos de mantenimiento no planificados. “La importante pérdida de suministro eléctrico, equivalente a más del 10% de la producción normal del noroeste de Europa, se compensa en gran medida con la energía solar, la eólica y el gas natural”, indican.

“Dicho de otro modo, Europa tendría que hacer frente a unas condiciones de mercado mucho más graves si las capacidades solares no se hubieran ampliado a un ritmo rápido en los últimos años”, agregan estos expertos.

Con todo, desde Julius Baer afirman que su confianza “en que Europa puede hacer frente a un corte duradero de los flujos de gas por parte de Rusia ha aumentado”. “Se necesita una seria concatenación de circunstancias, como un invierno duro, problemas nucleares franceses muy prolongados, cortes de suministro adicionales y una demanda de GNL excepcional en el invierno asiático para amenazar los suministros energéticos de Europa”, sentencian.

Con todo, la compañía suiza advierte que “los elevados precios de la electricidad son una amenaza económica” y cree que los precios del gas natural en el Viejo Continente continuarán “su patrón de subidas a partir de una base alta pero decreciente”. El pasado 16 de agosto, el precio del gas natural TTF en el mercado holandés, de referencia en Europa, escaló hasta los 240 euros por megavatio hora y se espera que en septiembre sea todavía más caro.

“Lamentablemente, las respuestas de los responsables políticos hasta ahora parecen más bien un trabajo de artesanía”, señalan los analistas de la firma helvética, al tiempo que apuntan que “los precios elevados de la electricidad son el resultado de los mecanismos de precios marginales”. “Hay una herramienta sencilla para enfriarlos al instante: subastar créditos de carbono adicionales para bajar sus precios. Una medida temporal de este tipo apenas haría mella en la transición energética, que no ha hecho más que acelerarse en los últimos tiempos”, concluyen.

BOLSA