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El BCE de Lagarde le dice ‘au revoir’ al famoso ‘forward guidance’, ¿qué esperar ahora?
En el contexto de recesión técnica en EEUU y de freno de la actividad en la zona euro, de un IPC por las nubes en todos los países, de guerra en Ucrania y de crisis energética, por citar sólo algunos elementos con los que lidian los mercados en los últimos tiempos, se deja a merced de rumores, cabilaciones y filtraciones a la prensa el pronosticar la futura actuación de los bancos centrales para combatir la inflación. Y esto no hará otra cosa que «aumentar la volatilidad», indican los expertos.
«Estamos asistiendo a un cambio en la actuación a la que nos tiene acostumbrados la Reserva Federal en los últimos ciclos», afirma Tim Ng, gestor de renta fija de Capital Group. «Y la razón es evidente: la inflación es demasiado elevada». Según Ng, los inversores deben estar preparados para un aumento de la volatilidad, mientras la Reserva Federal y otros bancos centrales tratan de reducir la inflación sin llevar la economía mundial a la recesión. A lo mejor no es posible conseguir las dos cosas.
A lo anterior se añade que, según Pablo Duarte, analista senior del Instituto de Investigación Flossbach von Storch, «el no anunciar con certeza otro aumento igual de fuerte -de al menos el 0,75%- en la próxima reunión en septiembre eleva la incertidumbre «. Por lo tanto, pese al alivio inmediato a los mercados, «las reacciones de los activos financieros a los próximos datos macroeconómicos se moverán con las especulaciones acerca de la reacción de la Fed al contexto macroeconómico de los próximos meses». La tasa de interés en EEUU se ubica ahora en el rango de 2,25% a 2,5%, su nivel más alto desde 2018.
Al igual que el BCE, ante un contexto más incierto que nunca en el plano de la inflación, las debilidades de la actividad económica, la política y la geopolítica, la institución toma la decisión de navegar a ojo en función de los datos económicos futuros, «sumergiendo a los mercados en una bruma aún más espesa», critica Olivier de Berranger, director de inversiones y director de gestión de activos de la gestora La Financière de l’Echiquier.
El golpe de timón del BCE se explica sin duda por la delicada situación en la que se halla, dice De Berranger, «después de haber tardado en tomarle la medida a una inflación persistente, la institución tal vez trata de compensar su retraso con el fin de estar en disposición de afrontar una recesión que se vuelve más probable cada semana que pasa. En lugar de defender a toda costa su credibilidad, la entidad prioriza el pragmatismo y la capacidad de reacción«.
La Fed, por su parte, sigue intentando maniobrar un aterrizaje suave, es decir frenar la inflación sin afectar mucho el crecimiento. Hasta ahora la inflación no ha bajado y el crecimiento económico sí se ha debilitado, es decir seguimos en un escenario de estanflación. Si bien el aumento de 75 puntos básicos de julio fue un aumento mayor al visto en mucho tiempo, «dudo que sea suficiente para frenar la inflación», indica Duarte.
En los años 1970s y 1980s fue necesaria una tasa de interés más alta que la inflación para frenar las presiones inflacionarias. Como una acción similar hoy significaría una recesión y un colapso de los mercados financieros, es poco probable que veamos un aumento de ese calibre. «Por ende, sin una recuperación milagrosa de la oferta o una recesión que haga frenar la demanda, es probable que EEUU continue en estanflación por un buen tiempo«, agrega.