Sin embargo, ha alertado de que «la mayor persistencia de la inflación ha elevado los riesgos de desanclaje de las expectativas de inflación a medio plazo«, y ha calificado estas previsiones como «un elemento clave», ya que si permanecen «firmemente» ancladas al objetivo, «la reacción de la política monetaria podría ser menos contundente».
«Un aspecto también muy relevante en relación con la respuesta actual de la política monetaria tiene que ver con la elevada incertidumbre existente, que afecta tanto a la naturaleza de las perturbaciones como a su persistencia o a cómo acabarán influyendo nuestras medidas a la inflación a lo largo del canal de transmisión de la política monetaria», ha destacado durante su intervención en el Ciclo de Conferencias Enrique Fuentes Quintana, organizado por la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas.
De Cos ha recordado que el objetivo del BCE es «estabilizar la inflación en un horizonte de dos o tres años«, y ha señalado que las previsiones del organismo mantienen una inflación del 2,3% en 2025, por encima, por tanto, del objetivo del 2%.
«Desde la última reunión del Consejo de Gobierno del BCE se ha producido un incremento del nivel máximo de los tipos de interés esperado por el mercado de alrededor de 25 puntos básicos, hasta el entorno del 3,4%. Hay que tener en cuenta, no obstante, que estos tipos de mercado incorporan un elemento de prima a plazo positivo, por lo que la expectativa genuina del mercado sobre qué nivel máximo alcanzaría el tipo de la facilidad de depósito se situaría algo por debajo de esa cifra», ha valorado.
Con todo, considera que «el sistema bancario de la zona del euro está en una buena situación para afrontar la situación actual, debido, en parte, a las reformas de las políticas regulatorias y prudenciales acometidas en la última década».