Así lo cree Stephen Innes, socio director de SPI Asset Management, que dice que la decisión de Arabia Saudí, Rusia y otros seis países (Irak, Emiratos Árabes Unidos, Kuwait, Kazajistán, Argelia y Omán) de poner en el mercado 547.000 barriles más al día en septiembre no ha sido solo algo «simbólico», sino «una maniobra de poder destinada a recuperar cuota de mercado y, intencionalmente o no, ofrecer un impulso al presidente Trump mientras se dirige a un ciclo electoral de mitad de mandato buscando mantener los precios de la gasolina controlados».

«En términos comerciales, la OPEP+ acaba de poner las cartas sobre la mesa, pero nadie sabe con certeza qué cartas jugará a continuación», remarca Innes, que cree que al cerrar la última página de su plan de recortes de producción de dos años, «en lugar de ofrecer una solución definitiva, ha llevado a los operadores de crudo directamente a una encrucijada«.

¿Por qué? Muy sencillo, porque la clave ahora está en el destino que se dará a los 1,66 millones de barriles diarios que aún faltan por asignar del total de 2,2 millones de barriles que se redujeron en el masivo recorte orquestado en 2023 por los productores. «Aún se mantienen fuera del mercado hasta al menos 2026, y su destino sigue siendo un misterio», recuerda Innes.

De hecho, este experto comenta que «ese tramo es ahora el verdadero factor impredecible», ya que se trata de «un arsenal inactivo que podría reasignarse o archivarse según el contexto macroeconómico, la presión geopolítica y la política interna de la OPEP+», según dejó entrever el grupo en un comunicado.

En concreto, la OPEP emitió un comunicado en el que avisó de que «la eliminación gradual de los ajustes voluntarios adicionales de la producción podría pausarse o revertirse según la evolución de las condiciones del mercado». La reunión del domingo no ofreció demasiadas respuestas, «solo más ambigüedad», destaca el experto de SPI Asset Management, que por eso cree que la próxima reunión de seguimiento del grupo prevista para el 7 de septiembre despertará una gran expectativa.

PETRÓLEO BAJO PRESIÓN

Innes destaca, asimismo, que el panorama del crudo de cara al cuarto trimestre «es cada vez más bajista». «Los mercados del petróleo ya perciben la presión», y aunque la demanda ha resistido «razonablemente bien hasta ahora, los vientos de cola están perdiendo fuerza».

«China se tambalea, y la oferta de países no pertenecientes a la OPEP, en particular la del petróleo de esquisto estadounidense y de América Latina, está aumentando», recuerda este experto. Sin olvidar, dice, que la Agencia Internacional de la Energía (AIE) prevé un posible superávit de 2 millones de barriles diarios en el cuarto trimestre, «lo que podría convertirse en un duro golpe para los precios si la demanda se debilita aún más».

Tal y como señala, «el Brent ha bajado casi un 7% en lo que va de año y ahora amenaza con retroceder hacia los 65 dólares». Y si los analistas de energía de Wall Street están en lo cierto, una caída hacia los 60 dólares podría estar en juego. De hecho, Goldman Sachs y JP Morgan se inclinan por una pausa táctica: no esperan más subidas por ahora, solo una cautelosa espera. Mientras tanto, la mayoría de los operadores encuestados por Bloomberg coinciden al señalar que es probable que el próximo paso de los productores sea no hacer ningún movimiento.

No obstante, Innes dice que «si Riad se toma en serio la estrategia a largo plazo -reafirmar su dominio sobre los barriles globales-, ni siquiera la débil demanda ni la caída de precios podrían impedirle autorizar la producción de los próximos 1,66 millones de b/d, especialmente si la retórica de Washington pasa de los aranceles a las sanciones».

OLLA A PRESIÓN GEOPOLÍTICA

En este sentido, el analista recuerda que el presidente de EEUU, Donald Trump, «está aumentando la presión sobre Moscú, amenazando con sanciones secundarias a los clientes petroleros rusos a menos que se materialice un alto el fuego» en Ucrania. «¿El mensaje? La diplomacia del crudo ha vuelto, y viene cargada de sanciones», lo que «pone a la OPEP+ en una situación muy delicada, atrapada entre las demandas de Washington de un petróleo más barato y el imperativo político de mantener la unidad con Rusia».

Cabe destacar que hace unos días el viceprimer ministro ruso, Alexander Novak, realizó un viaje a Riad para reunirse con el príncipe Abdulaziz. «La visita no fue solo para aparentar: demostró que los saudíes y los rusos siguen maniatados, al menos por ahora pero, ¿cuánto tiempo podrá mantenerse esa alianza si la política exterior estadounidense empieza a filtrarse en la estrategia de la OPEP+?«, se pregunta Innes.

El grupo de productores «se encuentra en una situación delicada, moviéndose entre la economía y la geopolítica, la cuota de mercado y los precios de mercado, los aranceles estadounidenses y las sanciones rusas», por lo que lo que ocurra en septiembre será clave.

Por tradeo