No obstante, cabe recordar que, en el primer trimestre de 2025, la zona euro registró un crecimiento económico del 0,6%. Además, en comparación con el mismo trimestre del año anterior, el PIB desestacionalizado ha aumentado un 1,4% en la eurozona.
En lo que respecta a la UE, el PIB ha crecido un 0,2% entre abril y junio, lo que también supone un freno a su expansión desde el aumento del 0,5% de los tres primeros del año.
Entre los Estados miembros con datos disponibles para el segundo trimestre de 2025, España (+0,7%) ha mostrado el mayor aumento con respecto al trimestre anterior, seguida de Portugal (+0,6%) y Estonia (+0,5%). Se han registrado descensos en Irlanda ( -1,0%), Alemania e Italia (ambos -0,1%). La tasa de crecimiento interanual fue positiva para todos los países.
Para los expertos de ING Economics, «el crecimiento del primer trimestre en la eurozona fue muy sólido, del 0,6%, y se vio inflado por la preconsumo anticipado de bienes de la eurozona por parte de Estados Unidos, lo que hizo probable una revisión a la realidad en el segundo trimestre«.
Sin embargo, añade que «hasta el momento, no hemos observado una reversión significativa de esa tendencia, lo que significa que el pequeño aumento del PIB en el segundo trimestre puede considerarse una señal positiva para la economía de la eurozona. A pesar de la incertidumbre reinante en el primer semestre del año, el crecimiento combinado de los dos primeros trimestres no ha decepcionado«.
En la última actualización de sus proyecciones macroeconómicas, el Banco Central Europeo (BCE) anticipa un crecimiento del PIB del 0,9% en 2025 y del 1,1 % en 2026. Unas previsiones que se mantien para 2025 y que «reflejan un primer trimestre más sólido de lo previsto, junto con perspectivas más débiles para el resto del año».
«Si bien se espera que la incertidumbre en torno a las políticas comerciales afecte la inversión empresarial y las exportaciones, especialmente a corto plazo, el aumento de la inversión pública en defensa e infraestructura impulsará cada vez más el crecimiento a medio plazo. El aumento de los ingresos reales y un mercado laboral sólido permitirán a los hogares gastar más. Esto, junto con unas condiciones de financiación más favorables, debería aumentar la resiliencia de la economía ante las crisis globales».
Por todo ello, en ING Economics ven probable que la economía de la eurozona «se desempeñe con lentitud en la superficie, pero se observan algunas señales de mejora. Es probable que la incertidumbre se esté reduciendo ligeramente ahora que se ha alcanzado un acuerdo comercial con EEUU. Y ya antes de eso, las empresas de servicios y manufactura mostraban renovados signos de optimismo. A corto plazo, no esperen milagros, pero al mismo tiempo, comienzan a surgir nuevas señales de vida para la economía de la eurozona«.