Según distintos analistas, aunque el impacto de los cierres gubernamentales en los mercados suele ser mínimo, el momento de este es significativo. Y es que este cierre llega en un momento en el que los datos críticos de empleo en EEUU, que se debían publicar el viernes, se retrasarán con casi total seguridad. También peligran los datos de inflación.

Ello dejará sin referencias destacadas a la Reserva Federal (Fed) en un momento complicado para el banco central, que ha alertado sobre la debilidad del mercado laboral y de persistencia de la inflación en las últimas semanas.

«En este caso, y si la Fed no dispone de esta información, lo más sensato por su parte sería ‘no mover ficha’ y dejar los tipos sin cambios, algo que podría ser negativamente recibido por algunos inversores», comentan desde Link Securities.

El consenso de analistas, según datos de la herramienta FedWatch de CME, apuesta claramente por sendos recortes de tasas en las reuniones de octubre y diciembre, ya que la situación del mercado laboral no deja margen de actuación a la Fed. El organismo proyecta dos recortes más en lo que queda de año, pero tanto el presidente Jerome Powell como otros miembros se han mostrado reticentes a comprometerse con una senda predefinida.

«Esperamos que el mercado alcista del oro continúe en los próximos trimestres, impulsado por un aumento de las posiciones de los inversores y una expansión continua de la base de inversores en oro. Con el ciclo de flexibilización de la Fed en marcha, la debilidad del dólar y la caída de las tasas reales deberían ser alcistas para el precio del oro«, señalan los estrategas de UBS.

Por otro lado, los analistas señalan que el cierre del Gobierno provocará un aumento de la incertidumbre y la inestabilidad en el mercado que podría beneficiar al oro. La duración media de estos cierres es de 6 a 8 días y han sido contadas las ocasiones en la que esta situación se ha extendido durante varias semanas. A mayor extensión del cierre, mayor inestabilidad, mayor impacto en el mercado y mayores ganancias para el oro.

Para Kathleen Brooks, directora de investigación de XTB, señala que, aunque el oro puede enfrentarse a una corrección en el corto plazo, la perspectiva a más largo plazo sigue siendo favorable para nuevas subidas. A los factores ya mencionados se suman los temores de que el auge de las acciones de inteligencia artificial (IA) «pueda estar sobredimensionado» y de que esta tecnología «no cumpla con las expectativas de productividad y de ingresos».

«El oro es la cobertura definitiva frente a la devaluación del dólar, el exceso de deuda global, una burbuja bursátil y los riesgos inflacionarios. Ninguno de estos riesgos ha desaparecido, lo que podría mantener la demanda de oro elevada», apunta Brooks, que ve al metal precioso por encima de los 4.000 dólares si estas tendencias se acentúan.

En esta misma línea se sitúa Philippe Gijsels, director de estrategia de BNP Paribas Fortis, quien reconoce que el metal precioso puede subir todavía más. «El oro se está acercando rápidamente al objetivo de 4.000 dólares que propusimos… hace aproximadamente un año y medio. En ese momento, el movimiento estaba impulsado únicamente por las compras de los bancos centrales, mientras que los inversores eran vendedores netos del metal amarillo, pero desde principios de año los inversores se han sumado, lo que claramente ha acelerado el movimiento al alza», relata.

«Aun así, estamos muy al principio del juego, ya que el oro y las inversiones relacionadas representan apenas el 2% de un porfolio promedio de inversión a nivel mundial. Dicho en términos de béisbol, apenas estamos en la segunda o tercera entrada. Los 4.000 dólares no serán el punto final, sino solo el comienzo del mercado alcista más fuerte en metales preciosos que el mundo haya visto jamás«, sentencia Gijsels.

Por tradeo