Antonio Di Giacomo, analista de mercados financieros para Latinoamérica en XS.com, explica que la corrección del martes se produjo después de que el metal precioso alcanzara máximos históricos, en un contexto de toma de beneficios masiva y mayor optimismo en torno a las relaciones comerciales entre Estados Unidos y China.

“Durante la jornada del martes, los precios del oro experimentaron una fuerte corrección después de alcanzar máximos históricos, cayendo más del 6% y perforando el nivel de 4.100 dólares por onza. La caída se atribuyó principalmente a una ola de toma de ganancias entre los inversores, así como a un renovado optimismo en torno a las relaciones comerciales entre Estados Unidos y China”, explica Di Giacomo.

Las declaraciones del presidente estadounidense Donald Trump, reafirmando su disposición a alcanzar un acuerdo “fuerte y justo” con Pekín, sirvieron de catalizador para el retroceso del oro. Los mercados interpretaron sus palabras como una señal de distensión en las tensiones comerciales que durante meses han impulsado la demanda de activos refugio.

Además, el avance en las negociaciones presupuestarias en Washington, que alimenta las expectativas de poner fin al cierre parcial del Gobierno, redujo la percepción de riesgo político, favoreciendo el apetito por activos más arriesgados, como las acciones, y debilitando la posición del metal dorado.

El oro viene de una subida casi parabólica impulsada por la incertidumbre global, las compras institucionales y las expectativas de nuevos recortes de tasas de interés por parte de los principales bancos centrales. Sin embargo, Di Giacomo advierte de que la reciente corrección podría ser el inicio de una fase de consolidación, especialmente si el entorno geopolítico continúa estabilizándose.

“El oro se encontraba en una zona ‘sobreextendida’, con su precio real ajustado por inflación un 60% por encima del máximo de 1980”, señaló el analista, quien considera que la divergencia entre precios y fundamentos alimenta las advertencias sobre una posible burbuja especulativa.

A la presión bajista también contribuyeron la fortaleza del dólar y el repunte de los rendimientos de los bonos del Tesoro estadounidense. Un dólar más fuerte encarece el metal para los inversores que operan con otras divisas, mientras que tasas de interés más elevadas reducen el atractivo de los activos sin rendimiento, como el oro físico.

En contraste, los metales industriales mostraron una recuperación moderada, respaldados por unas mejores perspectivas de crecimiento económico global, lo que sugiere una rotación de los inversores hacia activos vinculados al ciclo económico.

Por tradeo