Economías tan relacionadas como las de EEUU, Canadá y México (y, en menor medida, China) nunca han absorbido un aumento arancelario de la magnitud presentada. Trump está reestructurando la economía estadounidense para promover la capacidad americana utilizando amenazas arancelarias maximalistas para obtener concesiones de sus socios comerciales o por lo menos presentárselas como un si es si.
Independientemente de cómo se resuelva la disputa, los socios estadounidenses se están dando cuenta de que no pueden confiar en EEUU. Los aliados no deberían esperar que esto sea solo una situación para los próximos cuatro años. El anuncio de Alemania la semana pasada de un plan de defensa e infraestructura es una señal de este cambio. Los principales aliados encontrarán la manera de vivir en un nuevo orden mundial.
Los mercados tardarán en descontar las ramificaciones de este impulso global hacia la autosuficiencia. Los precios de los activos requieren un gran superávit de capital estadounidense. El impulso de Estados Unidos para reducir los déficits comerciales y aumentar las tensiones con sus aliados clave pone en riesgo la capacidad de los activos estadounidenses para atraer capital del resto del mundo.
Los países extranjeros poseen muchos más activos estadounidenses que los que Estados Unidos posee en activos extranjeros. Europa y Japón han acumulado durante años sus superávits en Estados Unidos. Los principales inversores institucionales están reevaluando la conveniencia de tener una cantidad tan desproporcionada de sus activos en un mercado cada vez más inestable.
La decisión de China de agregar más empresas estadounidenses a su lista de entidades no invertibles e iniciar investigaciones antimonopolio sobre Google son un anticipo de lo que ocurriría en una escalada de la guerra comercial. La reimposición de impuestos a los servicios digitales en Europa, que afectaría desproporcionadamente a Silicon Valley, también es una posibilidad.
Desde la pandemia, el sector con mayor gasto en EEUU es el gobierno, y también ha registrado déficits más altos que la mayoría de las demás economías. Estos déficits se han extendido a la economía para impulsar las ganancias corporativas, y la reducción de los déficits convertirá el apoyo previo a la renta variable estadounidense en un lastre. Los inversores deben estar preparados para las consecuencias que las políticas comerciales de la administración Trump tendrán para sus carteras. Es un momento peligroso para estar sobreexpuesto a los activos estadounidenses, y la solución es buscar alternativas en Europa.