«Un resultado así (sin mayoría) podría aumentar la incertidumbre sobre el panorama político interno, lo que afectaría a las negociaciones arancelarias con EEUU y la política fiscal del país«, afirman los economistas de ING.
La Cámara Alta (o Senado) de Japón tiene un total de 248 escaños. Sin embargo, solo se renueva parcialmente cada tres años; en este caso, están en juego 125 escaños. Para que el Gobierno tenga mayoría en la Cámara Alta, necesita tener al menos 125 escaños en total (la mitad más uno del total de 248).
Si el PLD pierde, los posibles escenarios incluyen la dimisión del primer ministro, unas elecciones anticipadas o la formación de un nuevo Gobierno de coalición
La coalición gobernante actualmente ya tiene 75 escaños que no se disputan en esta elección porque los ganaron en elecciones anteriores y sus mandatos siguen vigentes. Al tener 75 escaños asegurados, necesitan ganar al menos 50 de los 125 que están en juego en esta elección para alcanzar los 125 escaños totales y mantener la mayoría.
Una encuesta realizada entre el 13 y el 14 de julio por el periódico ‘Asahi Shimbun’ proyecta que ganará aproximadamente 43 escaños en estas elecciones -34 para el PLD y 9 para Komeito-, por debajo de estimaciones anteriores de entre 48 y 56. Al combinar esos resultados con los 75 escaños no disputados que ya poseen, la coalición no alcanzaría el umbral de mayoría necesario.
PARTIDO ULTRACONSERVADOR
Los estrategas de ING destacan que un factor muy interesante en esta campaña es el ascenso del partido ultraconservador Sanseito, que está ganando popularidad entre los votantes de derecha. Sanseito promueve una política de ‘Japón Primero’, similar a la campaña de ‘America First’ de Donald Trump.
«Aunque actualmente solo cuenta con un escaño, las encuestas recientes sugieren que podría obtener entre 8 y 17 escaños, reflejando un aumento del apoyo entre votantes conservadores y descontentos. Si bien no representa una amenaza directa al recuento de escaños del PLD, el auge de Sanseito supone un desafío estratégico al fragmentar el voto de derecha y reconfigurar la narrativa política», indican en ING.
BONOS Y YEN
La incertidumbre electoral ha lastrado tanto a los bonos del Gobierno japonés (JGB) como al yen. Si el PLD pierde, los posibles escenarios incluyen la dimisión del primer ministro Shigeru Ishiba, unas elecciones anticipadas o la formación de un nuevo Gobierno de coalición.
El auge de Sanseito supone un desafío estratégico al fragmentar el voto de derecha y reconfigurar la narrativa política
«Cualquiera de estas opciones podría complicar la política gubernamental y las negociaciones comerciales con EEUU».
Además, durante la campaña electoral se han propuesto numerosas políticas de corte populista. Entre ellas destacan un vale de 20.000 yenes, recortes al impuesto sobre el consumo, mayor apoyo a la infancia y reducciones en las primas del seguro social.
«Estas medidas probablemente ejercerán una presión adicional sobre la política fiscal, en un país que ya es uno de los más endeudados del mundo», advierten los economistas del banco.
REUNIÓN DEL BANCO DE JAPÓN
Otra de las razones detrás del reciente repunte de los rendimientos de los bonos de Japón es el proceso de normalización de la política monetaria del Banco de Japón (BoJ).
Los mercados anticipan en gran medida que mantendrá su postura actual en la reunión del 30 y 31 de julio, aunque podría revisar al alza su previsión trimestral de inflación. El BoJ ha comunicado que, a pesar del reciente aumento en los costes de los alimentos, la inflación subyacente aún no se ha consolidado en torno al objetivo del 2%. Sin embargo, el encarecimiento de los alimentos ha tenido un impacto generalizado en otros servicios.
«Una revisión al alza de la inflación podría ser una señal de que se avecina otra subida de tipos«, explican los estrategas de ING.
Los datos de inflación de julio confirmaron que las presiones subyacentes sobre los precios se intensificaron, con la inflación core-core —que excluye alimentos frescos y energía— aumentando a un ritmo notable.
«Dado el ajustado mercado laboral, con una tasa de desempleo en torno al 2,5% y un crecimiento salarial superior al 5% por segundo año consecutivo, un giro hacia una política fiscal expansiva probablemente elevará las expectativas de inflación. Esto podría derivar en un nuevo incremento en los rendimientos de los bonos del gobierno japonés».