Esta semana, Ripple solicitó una licencia bancaria nacional en Estados Unidos, un movimiento significativo que posiciona a la empresa más cerca del sector financiero regulado. Pero la respuesta del mercado fue moderada, y con razón.
El precio de XRP aumentó solo alrededor de 3% después de la noticia. Ese modesto aumento refleja la realidad de que la licencia bancaria, si se concede, no mejora directamente la utilidad o el estatus legal de XRP, al menos no todavía.
Ripple convirtiéndose en un custodio de EEUU
La solicitud bancaria fue presentada ante la Oficina del Contralor de la Moneda (OCC), el mismo regulador federal que supervisa las cartas de fideicomiso bancario. El objetivo de Ripple es operar como una entidad bancaria regulada, lo que le permitiría custodiar activos digitales y gestionar reservas de stablecoins para su nuevo producto, RLUSD.
Este desarrollo refleja movimientos similares de otras empresas cripto, como Circle y Fidelity. Sin embargo, la estrategia de Ripple tiene implicaciones limitadas para el precio o la demanda de XRP a corto plazo.
Críticamente, la licencia de la OCC no alteraría el estatus regulatorio actual de XRP en Estados Unidos. Anteriormente, Ripple retiró su apelación cruzada contra la SEC en la demanda de XRP. Esto significa que el fallo del tribunal federal de 2023 se mantiene.
Para recapitular, el fallo determinó que las ventas minoristas de XRP no son valores, pero las ventas institucionales por parte de Ripple sí violaron las leyes de valores. Esa orden judicial aún se mantiene, y Ripple no puede vender XRP a instituciones en Estados Unidos sin el registro o exención adecuada de la SEC.
Por lo tanto, incluso si Ripple obtiene el estatus bancario, no puede usar esa carta para reiniciar ventas institucionales de XRP a nivel nacional. Tampoco convierte a XRP en un activo regulado o aprobado bajo la ley federal de valores.
Escenario alcista condicional
Lo que la licencia podría permitir es una mejor integración entre los servicios de Ripple—especialmente RLUSD—y su infraestructura más amplia. Si Ripple utiliza sus capacidades bancarias para servir a clientes regulados, XRP podría beneficiarse indirectamente como un puente de liquidez.
Pero eso dependería de nuevos flujos de negocio y expansión de corredores, no de un cambio legal. Ahora, Ripple podría eventualmente usar su estatus bancario para generar confianza con las instituciones estadounidenses.
Esto potencialmente podría reavivar el interés en usar XRP dentro de sistemas de activos tokenizados o vías de pago transfronterizas. Sin embargo, eso es una narrativa a largo plazo, no un catalizador inmediato.

Por ahora, la acción del precio de XRP refleja eso. Los traders están valorando una historia de cumplimiento corporativo, no una mejora en la utilidad del token. Hasta que XRP se convierta en central para las operaciones respaldadas por el banco de Ripple, el mercado probablemente verá este movimiento como neutral desde el punto de vista del valor del token.
La licencia bancaria de Ripple, si se aprueba, podría remodelar el perfil regulatorio de la empresa. Pero XRP sigue donde estaba: parcialmente aprobado para minoristas, restringido para instituciones, y esperando un avance mayor en su caso de uso.
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