Según recoge ‘Financial Times’, James Anderson, antiguo inversor del fondo Baillie Gifford y uno de los más reputados de Reino Unido en este sector, considera «desconcertantes» las valoraciones y los últimos anuncios relacionados con la inteligencia artificial (IA).

En su opinión, la inversión prevista de 100.000 millones de dólares de Nvidia en OpenAI rememora incómodas reminiscencias de la burbuja puntocom que explotó a principios de siglo.

Anderson, que ahora dirige Lingotto Innovation Strategy, un fondo dotado con 1.100 millones de dólares propiedad de la célebre familia italiana Agnelli, no está cómodo con el optimismo desenfrenado que se ha vuelto a desatar sobre la IA.

“Hasta hace un par de meses, aproximadamente, lo que me sorprendió en cierto sentido es que no había muchas señales de una burbuja«, ha explicado Anderson.

Sin embargo, esto ha cambiado en las últimas semanas, ya que la valoración de Nvidia, por ejemplo, se ha disparado hasta 4,5 billones de dólares., arrastrando a otras compañías como Anthropic.

“Creo que hay que ser sincero: esos aumentos repentinos (de valoración) que la gente estaba dispuesta a otorgar a OpenAI, Anthropic y similares fueron desconcertantes. Esa magnitud del salto y la velocidad con la que se produjo me inquietaron”, ha señalado al rotativo inglés.

En su opinión, Nvidia sigue siendo una gran empresa, pero la inversión de 100.000 millones de dólares que ha anunciado en OpenAI, que a su vez es uno de los mayores compradores de sus sistemas de IA, presenta «más motivos de preocupación que antes«.

El problema es la estructura circular del acuerdo y la incertidumbre sobre cómo se financiarían o alimentarían los enormes centros de datos previstos por OpenAI.

«Debo decir que las palabras ‘financiación del proveedor’ no le hacen ningún favor a alguien de mi edad«, ha añadido Anderson, en referencia a la época de las puntocom, cuando las grandes telecos se endeudaron para ayudar a sus clientes a financiar la instalación de fibra óptica para internet.

«No se parece en nada a lo que muchos proveedores de telecomunicaciones hacían en 1999-2000, pero tiene sus raíces. No creo que me haga sentir del todo cómodo desde ese punto de vista», ha valorado Anderson.

Por tradeo