Un mercado en tensión, una valoración históricamente baja
En los últimos años, muchas compañías del ámbito sanitario han sufrido caídas significativas en su valoración bursátil, algunas de más del 50%. Resulta llamativo que, en numerosos casos, estas correcciones no se corresponden con un deterioro en sus fundamentos. Al contrario: los factores estructurales que impulsan su crecimiento, como la evolución demográfica y el aumento de la demanda, permanecen sólidos.
Actualmente, varias empresas del sector cotizan con múltiplos de valoraciones bursátiles en niveles históricamente bajos. Para quienes analizan e invierten con una perspectiva de largo plazo, esta coyuntura puede representar una oportunidad atractiva. En DNB AM, es precisamente en estos momentos cuando reforzamos el análisis en profundidad y la identificación de compañías con relevancia médica clara, ventajas competitivas sostenibles y capacidad de generar valor en los distintos contextos de mercado.
El peso de la demografía: más pacientes, nuevas necesidades
Uno de los factores más determinantes y previsibles del sector es la demografía. El envejecimiento de la población, ya en marcha, está transformando las necesidades sanitarias en todo el mundo. En Noruega, por ejemplo, se prevé que el porcentaje de personas en edad de jubilación pase del 15% en el año 2000 al 24% en 2050. Esta tendencia es global, y está superando la capacidad de adaptación de muchos sistemas de salud.
Este desajuste no solo genera una mayor demanda de atención médica, sino que redefine el tipo de servicios necesarios. El seguimiento de pacientes, la infraestructura y la capacidad de atención médica se ven sobrecargados. Y en este escenario, las compañías que ofrecen soluciones tecnológicas o de eficiencia pueden desempeñar un papel central.
La política como factor de disrupción
El mercado sanitario no es ajeno a las decisiones políticas. De hecho, la regulación y los presupuestos públicos tienen un impacto directo sobre el acceso, la innovación y la rentabilidad. Como ejemplo de ello en Estados Unidos, principal mercado para muchas empresas del sector, donde los ciclos electorales suelen ir acompañados de propuestas que modifican las reglas de juego.
Desde la reelección de Donald Trump, se han producido cambios significativos: nombramientos polémicos en agencias clave como la FDA, el NIH o los CMS, y anuncios de recortes presupuestarios en el Departamento de Salud (HHS) que implican despidos masivos y menor financiación para la investigación. Además, se ha planteado un nuevo modelo de fijación de precios de medicamentos, que busca equiparar los costes a los más bajos entre países de la OCDE y autorizar la compra directa a los fabricantes. Aunque su aplicación es aún incierta, el mensaje es claro: se quiere relocalizar la producción de fármacos e incentivar la inversión nacional.
Este tipo de decisiones puede tener efectos muy distintos según el tipo de empresa: quienes proveen tecnología o servicios a instituciones públicas perciben el impacto más rápido que las grandes farmacéuticas con exposición internacional diversificada.
Cómo gestionamos la incertidumbre
En DNB AM creemos que las compañías sanitarias, en general, tienen margen de adaptación frente a regulaciones o políticas de precios. Sin embargo, los recortes en financiación pública a la investigación sí pueden ralentizar procesos innovadores y afectar la competitividad a medio plazo.
Nuestro enfoque de inversión parte de un principio claro: buscamos generar rendimiento sostenible identificando empresas con potencial clínico y estratégico, evaluadas en función del contexto político y normativo en el que operan. Analizamos cómo cada cambio regulatorio puede afectar su modelo de negocio y su capacidad de seguir creando valor.
En ocasiones, la volatilidad provocada por decisiones políticas genera correcciones de mercado que no alteran los fundamentos de una empresa. En esos casos, aprovechamos para invertir. Otras veces, la sobrevaloración frente a la realidad clínica nos lleva a reducir la exposición. Así, la política no es solo un riesgo que vigilamos, sino una variable que gestionamos activamente en nuestras carteras.