Los miembros del Comité Federal de Mercado Abierto (FOMC, por sus siglas en inglés) coincidieron en señalar que las perspectivas económicas obligaban a pasar a una postura de «política restrictiva» y reconocieron la posibilidad de que una postura «aún más restrictiva pudiera ser apropiada» si la inflación continúa siendo elevada.
La decisión de la Fed de aumentar los intereses 75 puntos básicos era una medida necesaria para los banqueros centrales. Los datos económicos apuntaban a un mercado laboral muy ajustado, la inflación estaba muy por encima del objetivo del 2% y la perspectiva de inflación a corto plazo se había deteriorado desde la reunión de mayo. «En este contexto, casi todos los participantes acordaron que era apropiado elevar el rango objetivo para la tasa de fondos federales 75 puntos básicos en esta reunión», a excepción de Esther L. George, que era favorable a un aumento de 50 puntos básicos, ya que un aumento superior aumentaría la incertidumbre y podría desestabilizar a los hogares, las empresas y a los pequeños bancos.
Las actas de la Fed reafirman el fuerte compromiso de la institución de regresar la inflación al 2%, un retorno necesario para crear «las condiciones que conduzcan a un mercado laboral sosteniblemente fuerte a lo largo del tiempo». No obstante, señalan que «el ritmo de los aumentos de tasas y el alcance del futuro endurecimiento de la política dependerán de la evolución de las perspectivas de la economía«.
Durante la celebración de la reunión, muchos participantes consideraron que el FOMC se enfrentaba al riesgo de que la elevada inflación se afianzase «si el público comenzaba a cuestionar la resolución del Comité de ajustar la postura de la política según lo justificado». A este respecto, destacaron que el camino a seguir era «un adecuado endurecimiento de la política monetaria, junto con comunicaciones claras y efectivas«.
Los participantes también hicieron referencia a la guerra de Ucrania, a los bloqueos relacionados con el COVID en China y a otros factores que restringen el suministro, lo que, sin ninguna duda, afectará a las perspectivas de inflación y, probablemente, será necesario más tiempo para que la inflación baje al 2%.
Los banqueros centrales consideraron, igualmente, que mantener un mercado laboral sólido durante el proceso de reducción de la inflación «dependería de muchos factores que afectarían la oferta y la demanda».
Asimismo, reconocieron que «el endurecimiento de las políticas podría desacelerar el ritmo del crecimiento económico por un tiempo, pero consideraron que el regreso de la inflación al 2% era fundamental para lograr el máximo empleo de manera sostenida».
En el caso de la reducción del tamaño del balance de la Reserva Federal, todos los participantes consideraron adecuado continuar con la medida que el Comité emitió en mayo.