Paralelamente, la plata continúa su ascenso exponencial a medida que los inversores rehúyen del dólar y de la deuda estadounidense. «El ‘rally’ de los metales preciosos no es solo una historia de asignación a corto plazo: los seguidores de tendencias están al mando, y la tendencia es fuertemente positiva», explica Ipek Ozkardeskaya, analista sénior de Swissquote Bank.
El pasado viernes, el Índice de Precios del Gasto en Consumo Personal (PCE, por sus siglas en inglés) se mostró en línea con las expectativas del consenso. En agosto, el deflactor de consumo privado marcó una subida del 2,7% interanual en su tasa general, una décima porcentual más que lo registrado el mes anterior, mientras que la inflación subyacente se mantuvo estable en el 2,9%.
El interés en este dato siempre es máximo, ya que es uno de los indicadores preferidos, sino el favorito, de la Reserva Federal (Fed) para orientar su política monetaria.
«Ese dato benigno de inflación en Estados Unidos le ha dado al mercado razones para creer que se vienen más recortes de tasas de la Fed en octubre y diciembre. El sentimiento es muy alcista y estamos en camino de volver a probar otro máximo histórico esta semana. El mercado del oro está actualmente muy largo, y eso puede ser señalado como una razón para ser cauteloso respecto al potencial alcista futuro», destaca Kyle Rodda, analista de Capital.com.
Además, su lectura llegaba en un momento clave para los mercados, ya que, tras su último recorte de los tipos de interés, el banco central estadounidense había advertido sobre la debilidad del mercado laboral y su presidente, Jerome Powell, no se había querido comprometer a más recortes, a pesar de que las previsiones del organismo proyectaban dos bajadas de tasas más en lo que resta de año.
«A pesar de otro mes de inflación elevada, el informe de PCE se mantuvo en línea con la tendencia general. Esto brinda a los inversores cierto alivio, ya que el ‘statu quo’ actual se mantendrá intacto y la Fed seguirá en camino de recortar los tipos dos veces más este año», afirma Bret Kenwell, analista de mercado de eToro en EEUU.
Según este experto, la fragilidad del mercado laboral ha puesto a la Fed en una situación complicada, pero está obligada a hacer equilibrios para no dejar coja ninguna parte de su doble mandato (estabilidad de precios y pleno empleo). «Si el aumento de la inflación se modera y los datos de empleo se consolidan, la Fed puede volver a centrarse en sus resultados ideales. Pero por ahora, el comité solo necesita evitar un desastre«, agrega Kenwell.
Los inversores están valorando actualmente una probabilidad del 90% de un recorte de tasas en octubre, con alrededor de un 65% de probabilidad de otro recorte en diciembre, según cifras proporcionadas por la herramienta FedWatch de CME.
Paralelamente, el metal precioso se está beneficiando de la incertidumbre geopolítica, así como de la compleja situación económica de Estados Unidos. Por un lado, preocupa el posible cierre del Gobierno a partir de este miércoles, ya que republicanos y demócratas no alcanzan un acuerdo para un nuevo presupuesto federal o una extensión temporal del mismo. Al llegar a la fecha límite de financiamiento y si el Congreso no aprueba las leyes de gasto necesarias para mantener financiadas a las agencias federales, todos los servicios no clasificados como fundamentales permanecen cerrados hasta un nuevo acuerdo
Por otro, preocupan los nuevos aranceles de Donald Trump a medicamentos, camiones y muebles importados, que serán efectivos a partir del próximo 1 de octubre.
«No hay garantía de que los aranceles se mantengan, ni de que no se dupliquen; simplemente se han convertido en una táctica de negociación cada vez más irrelevante, solo otro obstáculo en el camino. El panorama general sigue sin cambios: existen riesgos arancelarios, pesan sobre las perspectivas de crecimiento global, dañan el comercio mundial, llevarán a cadenas de suministro revisadas y a un mundo más dividido; pero su impacto directo en los mercados se ha debilitado», sentencia Ozkardeskaya.
