El presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, ha visitado este miércoles la zona afectada y ha asegurado que han movilizado «todos los recursos del Estado y trabajamos con todos nuestros medios a disposición«, aunque ha reconocido que hay «dificultades» para acceder a determinados lugares.
La cifra de heridos en Turquía se sitúa en más de 38.200 y los equipos de ayuda han logrado rescatar a unas 8.000 personas con vida, unos trabajos que se están viendo dificultados por las gélidas temperaturas y las nevadas en las zonas afectadas.
En Siria, por su parte, inmersa en una guerra civil desde hace más de una década y con el país dividido entre las provincias controladas por el gobierno de Bachar al Asad y las que están en manos de la oposición, los heridos superan los 4.000 y cientos de personas siguen atrapadas bajo los escombros. El país ha activado el mecanismo de protección civil de la UE, según ha afirmado el portavoz de gestión de crisis de la Comisión Europea, Janez Lenarcic. «Esta mañana hemos recibido una petición del gobierno de Siria de ayuda», ha subrayado.
Los Cascos Blancos, los socorristas de las zonas rebeldes en Siria, han pedido ayuda en las tareas de rescate a la comunidad internacional. «Pedimos a la comunidad internacional que asuma su responsabilidad hacia las víctimas civiles. Hace falta que los equipos internacionales de rescate entren en nuestras regiones», ha dicho a AFP su portavoz.
Los terremotos de magnitud 7,8 y 7,5, respectivamente, que sacudieron el lunes el sudeste de Turquía y el noroeste de Siria son los más devastadores de los últimos años.