¿Qué es la inflación?

Pero para ponernos en situación, antes de adentrarnos en los conceptos de inflación vamos a ver qué es lo que mide la inflación. Lo que mide la inflación son los precios y los precios no es otra cosa que el valor monetario que le asignamos a los bienes y productos para adquirirlos. En España uno de los indicadores que nos mide las variaciones en los precios es el Índice de Precios al Consumo (IPC). El INE (Instituto Nacional de Estadística) nos informa mensualmente de cada una de las variaciones.

Según la definición del Banco Central Europeo (BCE) sobre la inflación: «Se habla de inflación cuando se produce un aumento generalizado de los precios que no se limita a determinados artículos. Como resultado, pueden adquirirse menos bienes y servicios por cada euro, es decir, cada euro vale menos que antes».

En general, si los precios aumentan es señal de que la economía crece y se desarrolla, por lo que a veces es un fenómeno de expansión económica. Sin embargo, la inflación también puede degenerar en un desequilibrio económico provocando un grave perjuicio para la economía. Para determinar cómo la inflación afecta a la economía lo podemos dividir en tres conceptos:

1. Hiperinflación: inflación con un brutal ascenso de los precios prácticamente fuera de control, acompañada de una pérdida de valor de la moneda, debido al descenso de la credibilidad de la moneda por parte de los agentes económicos.

2. Deflación: es la versión opuesta a la inflación, es decir, la caída generalizada y continuada de los precios como consecuencia de la atenuación de la demanda. Se puede llegar a pensar que la caída de los precios es buena para la economía pero puede llegar a ser tan perjudicial o más que la inflación, ya que provoca excedentes de producción desembocando en reducciones de las inversiones de las empresas y descenso de las plantillas de trabajo, con aumento del paro.

3. Estanflación: se registra cuando se da una subida generalizada de precios en un contexto de ausencia de crecimiento económico o incluso de una recesión.

¿Y cómo medimos la inflación? Pues principalmente mediante dos indicadores o tasas:

La tasa de crecimiento interanual, que mide la variación general de los precios de un mes respecto a los precios de ese mismo mes del año anterior. Es conocida como tasa de inflación.

La tasa de crecimiento intermensual, que mide la variación general de los precios de un mes respecto a los precios del mes anterior. Es útil para conocer algunos detalles por tipos de productos, como son los cambios estacionales en los precios de algunos bienes.

La inflación puede venir determinada por tres vías que explicamos a continuación:

1. Inflación de la Demanda: viene generada por un aumento de la demanda agregada que supera la capacidad productiva de la economía nacional. El resultado es un alza en los precios, que en ocasiones acompaña a un incremento de la producción y del empleo a corto plazo. Si la demanda se eleva y la oferta no es capaz de adaptarse inmediatamente, los consumidores compiten por los productos y presionan los precios al alza.

2. Inflación por vía de la Oferta: la inflación de oferta viene generada por un aumento en los costes de producción, en particular de los salarios o de los recursos naturales, como la energía y las materias primas. Otras causas que pueden provocar la inflación de oferta pueden ser: aumento de los precios de los productos importados, la subida sostenida de impuestos y cotizaciones a la Seguridad Social, aumento continuado de tipos de interés, incremento de la tasa de beneficios de la empresa.

3. Inflación Estructural: trata de explicar el incremento generalizado y continuado de los precios, derivado de problemas estructurales registrados a lo largo del tiempo. A través de la inflación estructural podemos medir lo siguiente:

– La existencia de mercados imperfectos, los cuales fijan los precios a unos niveles superiores a los de la libre competencia.

– La existencia de conflictos entre agentes económicos, la existencia de precios administrativos para proteger o beneficiar a ciertos sectores sociales.

– La existencia de un nivel de desarrollo bajo, lo que causa desequilibrios entre la renta de los grupos sociales.

Mediante el dato de la inflación el BCE marca sus objetivos de política económica, que no es otro que proporcionar una estabilidad de precios constante en el tiempo. En Europa, el BCE tiene una política de estabilidad de precios fijada en torno al 2%. Las políticas de estabilidad de precios se aplican en el control del precio del dinero, es decir, ya que los bancos centrales no pueden controlar que «el panadero» o «el pescadero» suban los precios, lo que hacen es controlar el precio del dinero a través de los intereses.

Hay dos tipos de políticas aplicables para mantener la estabilidad de los precios:

Política Restrictiva: se aplica ante tensiones inflacionistas. El BCE en estos casos aumenta los tipos de interés para para favorecer el ahorro, provocando que descienda el consumo, dado que este último presiona al alza los precios.

Política Expansiva: se aplica en épocas de recesión económica. El BCE en estos casos disminuye los tipos de interés para dinamizar la economía y que estimule el consumo, aumentando la demanda y en definitiva un alza de los precios.

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